Para convertirse en el dueño de la tierra, hay dos formas. El primero es el más barato, y al mismo tiempo el más poco práctico. Consiste en un intento de noquear las centésimas libres establecidas por la ley del estado. Será un camino muy largo y espinoso que inicialmente no le garantiza nada. Hay muchos matices y detalles. Además, este método no se puede llamar gratis, porque necesitará recolectar pilas de documentos, consultar con abogados. Como resultado, las autoridades locales pueden negarse a obtener tierras de manera completamente legítima, o simplemente poner una cola que sea equivalente a una negativa. Sin embargo, esto es posible.