Un comprador completamente desconcertado recurre a la compañía donde ordenó las ventanas, pero en respuesta recibe solo aclaraciones sobre el hecho de que él mismo tiene la culpa, que eligió una ventana de plástico similar. Se le explica además que si la elección de un modelo un poco más caro cayera, entonces todos los componentes realmente serían marcados. Y así, por todo el dinero pagado, solo van los análogos más baratos.